No esperes a que las cosas vengan solas. Haz que sucedan.
Mary-Anne, Commercial Director de DB SCHENKER en Sudáfrica
Mary-Anne es una de las 100 mujeres más destacadas del sector logístico en el continente africano. Actualmente, trabaja como Commercial Director de DB SCHENKER en Sudáfrica. ¿Quieres saber cómo empezó? Lejos de lo que pueda parecer, llegar hasta aquí no ha sido un camino de rosas para ella. De hecho, ha tenido que lidiar con una infancia complicada, una maternidad temprana y diversos problemas emocionales. Además los desafíos que ha afrontado a nivel personal, en el terreno profesional tampoco lo ha tenido fácil.
«No esperes a que las cosas vengan solas. Haz que sucedan. La vida consiste en tomar decisiones».
En tu trabajo como Commercial Director de DB SCHENKER en Sudáfrica, tienes que supervisar a un equipo de 35 personas y gestionar un presupuesto de 10 millones de euros. Además, figuras entre las responsables de logística más destacadas de África. ¿Cómo has conseguido llegar tan alto en tu carrera?
Desde luego, no de una forma convencional. Cuando me quedé embarazada con 19 años, mi único objetivo era cuidar de mi bebé. Necesitaba dedicarme a ser una madre entregada y cariñosa. Quería hacer las cosas mucho mejor de lo que las habían hecho conmigo. Mi madre era alcohólica y mi padre falleció cuando yo tenía tres años. Nunca tuve una fiesta de cumpleaños propiamente dicha ni oportunidad de asistir a la universidad. Creo que todo esto ha podido influir de forma significativa en mis aspiraciones profesionales. Quiero ser capaz de aportar grandes cosas para que otras personas puedan disfrutar de lo que yo no tuve. A medida que comencé a evolucionar en el terreno laboral, mi objetivo era llegar lo más alto posible. Por tanto, puedo decir que mi nombramiento como Commercial Director en Sudáfrica en el año 2019 es algo que me trabajé yo sola.
¿Cómo mantienes la motivación después de todo lo que has conseguido?
Mi marido me dijo: «Cariño, ya has conseguido lo que querías». Y yo le respondí que sí, que tenía razón. Entonces, unos dos meses después, me di cuenta de que quería seguir avanzando y consiguiendo nuevos objetivos. No sé hasta donde me llevará todo esto, pero tengo claro cuál es mi siguiente meta: me gustaría asumir un cargo de responsabilidad a nivel nacional o centrarme en algún producto que me permita seguir ampliando mi experiencia.
¿Tienes algún consejo valioso que aportar a nivel profesional?
Hay dos consejos que me gustaría compartir. El primero, que puede resultar obvio tras conocer la historia sobre mi infancia y juventud, es que debemos confiar en nosotros mismos. Por desgracia, yo no pude apoyarme en mis padres. Sin embargo, la vida está llena de opciones y debemos ocuparnos de tomar decisiones al respecto. No esperes a que las cosas vengan solas. Haz que sucedan.
¿Cómo te ayudaron a ti estos consejos?
Quería que mi trayectoria profesional se desarrollase en el sector logístico y no contaba con las titulaciones universitarias necesarias para ello. Entonces, decidí realizar cursos y hacer encaje de bolillos para conciliar mi vida personal y profesional. Ahora, con 44 años, estoy a punto de terminar mis estudios de Grado.
¿Cuál es el segundo consejo que te gustaría compartir?
El segundo consejo es que la mejor forma de aprovechar al máximo el primero es encontrar a alguien en quien puedas confiar. Creo que eso es algo que pasé totalmente por alto cuando era joven. Creía demasiado en mí misma y no me apoyaba en nadie. Quería hacerlo todo sola, sin ayuda.
¿Y ahora, en quién te apoyas?
La persona en la que más confío es mi marido. Me apoya como nadie en cualquier situación como, por ejemplo, en el esfuerzo que he llevado a cabo estos dos últimos años para perder 21 kg. Durante todo el proceso, se ha encargado de animarme y ha representado un verdadero pilar para mí. En lo que respecta al terreno laboral, me recuerda constantemente que soy su heroína y que está realmente orgulloso de todos y cada uno de mis logros.
Algo parecido me ocurre con Denzil, mi CEO. Confío plenamente en su opinión. Además, me ha ayudado a desarrollar la calma, una habilidad de la que carecía. Soy una persona enérgica por naturaleza. Tanto es así, que hay días en los que me agoto a mí misma. Él me ha enseñado a mantener la calma y a analizar detenidamente todos los procesos y decisiones antes de pasar a la acción. El hecho de aprender a procesar mis ideas, pensamientos e impulsos me ha reportado grandes beneficios. Sin embargo, sé que aún queda un largo camino por recorrer y que todo lleva su tiempo.
Por lo que cuentas, parece que siempre vas a la carrera. ¿Qué haces para relajarte?
Justamente lo que acabas de decir: correr. A día de hoy, salir a correr me ayuda mucho a relajarme. Para mí es muy importante gestionar correctamente el estrés, no solo a nivel laboral, sino el asociado a las responsabilidades diarias que debemos asumir para sobrevivir en este mundo de locos. Sin embargo, esto también lo aprendí por las malas. Con poco más de 20 años, me diagnosticaron trastornos de ansiedad y pánico, por lo que me vi obligada a encontrar formas de «gestionar» esas emociones.
¿Qué haces para controlarlas en tu día a día?
A día de hoy están muy controladas gracias a que he llevado un proceso continuo de gestión del estrés. Salgo a correr hasta cinco veces a la semana. Es un rato que me dedico a mí, en el que puedo olvidarme de todo y quedarme a solas con mis pensamientos y conmigo misma. De hecho, me tomé tan en serio el tema de la relajación que me formé para ser instructora de yoga y abrí dos centros dedicados a esta disciplina para compartirla con más gente. Y sí, sucedió justo lo que estás pensando. Tratar de desarrollar una trayectoria profesional, cumplir con el papel de madre y esposa y dirigir un estudio de yoga acabó siendo demasiado y tuve que cerrarlos. No obstante, lo sigo practicando. Me encanta la sensación de sincronizar el cuerpo y la mente.
DB SCHENKER se ha marcado el objetivo de alcanzar una representación femenina total del 40 % en todos los niveles y del 25 % en puestos de liderazgo en todas las unidades de negocio para finales de 2025.
¿Cuál crees que es uno de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres trabajadoras?
Hay una tendencia a que el sexo opuesto etiquete a las mujeres. Este es un tema del que no se habla demasiado a menudo. Es triste e injusto que se nos ponga en esa posición. Yo misma me he tenido que enfrentar a ello en muchas ocasiones, especialmente cuando he desempeñado funciones en las que me tenía que relacionar con los clientes. A las mujeres se nos tiende a considerar el «sexo débil». Sin embargo, el género de cada persona no debería influir para nada en el ámbito empresarial ni en las relaciones con los clientes. En mi caso, me he visto involucrada en situaciones muy complicadas de las que no resulta fácil salir. Durante años y años se nos ha inculcado que los hombres son superiores. Que tienen el poder. Lo cierto es que la realidad no es esa y, a pesar de que no me considero feminista, sí quiero que se me reconozca por mi valor y no por mis atributos físicos.
¿Cómo conseguiste salir de estas situaciones comprometidas?
Tengo una personalidad fuerte y no tolero ningún comportamiento inapropiado. Cuando un hombre se coloca en esa posición de superioridad y cree que puede tener todo lo que se le antoja, es necesario plantarse y dejar claro dónde están los límites. Creo que uno de los aspectos positivos de mi carrera es que los jefes que he tenido en los distintos lugares donde he trabajado, a pesar de ser en su mayoría hombres, han dado la cara por mí. Sin embargo, te ves obligada a tomar decisiones complejas. Según en qué situación, puedes echar por tierra la relación con un cliente y ponerte tú misma en problemas por ello, aunque eso no significa que debas pasarlo todo por alto por el hecho de ser mujer. Transigir no es la respuesta.
¿Qué les dirías a otras mujeres que se encuentran en una situación similar? ¿Cuál es la respuesta?
Yo tuve la suerte de contar con el apoyo de mis superiores en todo momento. Nunca tuvieron expectativas de ningún tipo sobre cómo me debía comportar. La clave está en ser tú misma. Lo cierto es que resulta agotador tener que justificar cosas como la ropa que te pones, por ejemplo, cuando en el trabajo se nos debería respetar únicamente por nuestro rendimiento y nuestro valor.
Muestra confianza y respeto cada vez que tengas que formalizar un trato y nunca tomes decisiones de las que te puedas arrepentir.
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